La isla de Manhattan en Nueva York es una de las zonas urbanas en el mundo donde el suelo es más caro, por eso tener en propiedad un piso de sólo 31m² ya es tener algo de gran valor (incluso alquilarlo ya vale un dineral). A la hora de diseñar y distribuir un espacio así, que va a ser la vivienda de alguien, aprovechar cada centímetro cuadrado es vital y hay que tener mucho talento para ello.
Este mini piso es casi un rectángulo perfecto e increíblemente no le falta nada. Cocina completa, cuarto de baño, salón, dormitorio, espacio de almacenaje e incluso una mini oficina. Lo único que se ha obviado es el comedor, pero ya se sabe, cuando se vive en una casa tan pequeña y en una gran ciudad, si nos reunimos muchos un día, salimos fuera a cenar :).
La decoración como no podía ser de otra manera es muy despejada con muchas piezas de mobiliario integradas en la obra para ahorrar espacio. A resaltar, la iluminación artificial, que suple estupendamente la ausencia de luz natural ya que sólo hay dos ventanas y una está en el baño. ¿Qué, nos mudamos una temporadita? ¡Feliz miércoles!
5 Comments
DECORATECA
15/04/2015 at 11:48Una distribución estupenda ya que, para lo pequeño que es, no resulta agobiante. Han pensado en todo y, desde luego, no nos importaría pasar allí una temporada… jeje. Un abrazo!
AIXŌ
15/04/2015 at 11:35Una distribución de 10, desde luego. No le falta de nada y la sensación es de desahogo, no se ve pequeño.
Y además es bonito, y además está en Manhattan…quien lo pillara! :)
Andes
15/04/2015 at 15:06Que lindura!
y estoy segura que por fuera es un edificio super antiguo,por la ventana se ve un muro; pero en vez de demoler la noble construcción (como es tan habitual por estas latitudes)
, lo recuperan y modernizan de manera admirable.
saludos!
Marina
15/04/2015 at 18:18Me gusta la distribución y la decoración, pero creo que la falta de luz natural sería un problema irresoluble para mí, aunque la vivienda se encuentra en pleno Manhattan…
Marina
15/04/2015 at 18:20¡ah! Y totalmente a favor del comentario de Andes. La manía que tenemos de tirarlo todo y volver a hacerlo, en vez de mantener – o recuperar – lo queya tenemos.