Un hogar no tiene porque estar comprometido sólo con un estilo, especialmente si viven varias personas con gustos diferentes.
En cuestión de gustos no hay nada escrito, ni todos llevamos el mismo corte de pelo, ni nos vestimos igual, ni comemos igual y por supuesto no vivimos igual.
Lo que a unos le funciona a otros les perjudicaría enormemente, lo que unos adoran, otros lo aborrecen y aun así, todos cohabitamos y nos respetamos.
En este hogar, en el Ensanche barcelonés, vais a ver muchos estilos que se mezclan sobre un fondo mediterráneo: suelo de mosaico hidráulico original recuperado, vigas de madera y bovedilla catalana tradicional.
En la moderna cocina abierta el estilo es más bien nórdico contemporáneo, más clásico en la biblioteca, neoyorquino en un cuarto de baño, desenfadado kitsch en otro aseo, etc. sin olvidarnos de esa fantástica terraza mediterránea.
Tanto estilo diferente no ‘pega’ pensarán algunos y otros decimos ¿por qué tiene que pegar? ¿por qué no seré yo tan valiente con mi casa? en esta vida hay que divertirse y probar, siempre hay tiempo de cambiar de opinión y rehacer las cosas si no funcionan ¿no os parece? además, con esta máxima, la joven pareja que vive en este piso catalán han conseguido satisfacer los gustos de los dos, lo cual también es una forma de ceder, respetar y querer al otro.
Vía: Egue y Seta, fotografía: vicugo
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