Hoy nos vamos a Noruega para sumergirnos en la historia de esta clásica villa de estilo suizo, una joya arquitectónica construida en 1910 en el encantador entorno de Trondheim.
A lo largo de más de 100 años, esta casa ha conservado su encanto original gracias a una cuidadosa reforma por parte de sus propietarios.
La restauración de una casa histórica puede ser un desafío, pero en este caso, se logró mantener y respetar el estilo original.
Aunque la tendencia moderna minimalista suele predominar en las reformas, los propietarios de esta villa optaron por conservar elementos como puertas, ventanas, suelos, molduras y otros detalles que requerían profesionales especializados y materiales sostenibles.
El resultado es una casa que combina a la perfección la estética ultra moderna con un toque clásico y elegante. Los suelos de madera maciza en espiga, los rodapiés con relieve, las molduras en los techos y las paredes semipaneladas crean una atmósfera acogedora y cálida. La paleta de colores en tonos marrones, tostados y blanco roto añade una armonía pausada a cada espacio.
Con sus 220 m² distribuidos en tres niveles, esta villa destaca por el uso de tonos neutros en la planta baja, donde se encuentran las zonas comunes, y tonalidades más intensas en los dormitorios del piso superior. ¿Qué os parece la idea de vivir en una casa que combina lo antiguo y lo moderno de una manera tan encantadora? ¡feliz martes!
Vía: Hus & hem – foto Anne-Line Bakken
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