El estilo nórdico es famoso por su estética esencial, funcional y luminosa a la vez que acogedora. Estas características lo hacen especialmente adecuado para estancias donde se reúne la gente, como la cocina. El principal objetivo de este estilo es crear espacios confortables, utilizando materiales naturales, colores neutros o apagados y un diseño minimalista. He aquí algunos consejos para crear una cocina de estilo nórdico, examinando detenidamente los detalles que marcan la diferencia.
Materiales perfectos para una cocina nórdica
Este estilo de mobiliario evoca la idea de la tierra donde se originó: el norte de Europa. Aunque son lugares dominados por el frío, la sensación que transmiten es de calidez familiar, informalidad y confort. Los materiales juegan un papel fundamental en la creación de una cocina de estilo nórdico, y son los típicos de esas zonas: madera, tejidos ásperos y artesanales, piedra y todo aquello que recuerde a la naturaleza. La madera clara, como el pino o el roble, es especialmente adecuada, ya que aporta sensación de ligereza y amplitud. Puede utilizarse para muebles, suelos o detalles decorativos.
Detalles decorativos: pocos pero cuidados
El uso de materiales que imitan la madera o la piedra, como la cerámica, también son una excelente alternativa: los azulejos de cocina con efecto madera o piedra, por ejemplo, son los preferidos por su resistencia y durabilidad. La empresa italiana Atlas Concorde, líder en el sector de la cerámica y los revestimientos cerámicos, propone una vasta gama de productos ideales para quienes buscan ese tipo de ambiente.
Así, junto a la madera, las superficies de mármol o piedra natural pueden utilizarse para encimeras o como elementos decorativos, ofreciendo una sensación de elegancia sin recargar el ambiente. Estos materiales no sólo mejoran la estética, sino también la funcionalidad, ya que son duraderos y fáciles de limpiar. Además, al ser naturales, dan una sensación positiva al tacto. Los detalles en acero inoxidable o latón cepillado completarán la decoración en armonía con el resto. En el diseño nórdico, los detalles decorativos se reducen al mínimo para mantener un aspecto limpio y despejado.
Colores: la importancia de la paleta que se inspira en la naturaleza
Una cocina de estilo nórdico se caracteriza por el uso de colores neutros o inspirados en la naturaleza. Los tonos blancos, grises, beige y colores pastel como la verde salvia, el azul papel de azúcar o el ocre son perfectos para reflejar la luz natural y hacer que la estancia parezca más espaciosa y ventilada. El blanco, en particular, es el color predominante en el estilo nórdico porque refleja la luz y da un aspecto limpio y despejado a la cocina. Sin embargo, es aconsejable preferir un tono cálido. Para animar la estancia, se pueden introducir notas de color a través de pequeños detalles, optando también por colores más oscuros como la gris antracita, el azul marino o un toque de rojo apagado o burdeos.
Cocina de estilo nórdico: sencillez y funcionalidad
La elección del mobiliario es fundamental para crear una cocina de estilo nórdico. En la mayoría de los casos, estas estancias se caracterizan por la presencia de una península con taburetes o mesas largas que realzan este lugar de convivencia. El verde de las plantas y los olores de la cocina se puede recoger en tonos pastel en elementos como alfombras, cortinas o cojines. Los tejidos más utilizados son los naturales y de textura rugosa, como el lino, el algodón y la lana.
Iluminación: aprovechar al máximo la luz natural
La luz natural es un elemento clave en una cocina de estilo nórdico, caracterizada, cuando es posible, por grandes ventanales sin tapas o con cortinas ligeras que dejan entrar la luz hasta los últimos rayos, creando un ambiente luminoso y acogedor. Para la iluminación artificial es mejor optar por lámparas colgantes minimalistas, incluso de estilo bistró, o lámparas de pie, evitando los focos si no son imprescindibles.
El estilo nórdico queda bien en cualquier latitud
Crear una cocina de estilo nórdico significa concentrarse en la atmósfera que se quiere crear, pensando en los lugares donde ésta nació. Son tierras donde el vínculo con la naturaleza es poderoso y tangible, y el que existe con la luz es mucho más intenso que en la Europa mediterránea, donde el Sol está mucho más presente. Eligiendo los elementos adecuados y cuidando cada detalle, es posible transformar la cocina en un lugar acogedor y funcional, ideal para acompañar cada momento del día.
Fotos: Pexels
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