El color blanco cambiará de tono de una temporada a otra, se le añadirán texturas y se le dará más o menos luz, pero es un color que nunca fallará en decoración, es un color sencillamente atemporal.
Y es que, ¿quién no ha soñado con un espacio luminoso, amplio y sereno? El blanco es el rey indiscutible para lograr esa sensación. Pero no nos engañemos, un espacio completamente blanco puede resultar frío y aburrido. La clave está en saber jugar con los tonos de blanco, las texturas, los materiales y los pequeños detalles para crear un ambiente acogedor y con personalidad.
Fijaos en esta primera imagen. ¿No os transmite paz y tranquilidad? La base blanca de las paredes y los muebles se combina a la perfección con la calidez de la madera clara, la suavidad de la alfombra de pelo largo, el resto de textiles… Los armarios empotrados con sus puertas de diseño clásico, aportan un toque de elegancia sin recargar el espacio. Y la mesa redonda, con su mantel de lino y su jarrón de cristal, se convierte en el centro de atención sin estridencias.
El truco del blanco atemporal:
- Jugar con las texturas: Mezclar diferentes materiales como la madera, el lino, el algodón y el cristal para crear contrastes interesantes.
- Añadir toques de color: No hace falta pintar una pared entera. Basta con unos cojines, una manta o unas flores para dar vida al espacio.
- Aprovechar la luz natural: El blanco refleja la luz, así que aseguraos de que las ventanas estén despejadas y dejar que el sol ilumine tu hogar.
- No os olvidéis de los detalles: Unos pomos bonitos, una lámpara original o unas plantas bien elegidas pueden marcar la diferencia.
En definitiva, el blanco es un lienzo en blanco (nunca mejor dicho) que permite crear el hogar de vuestros sueños. No tengáis miedo de experimentar y de añadir vuestro toque personal, el resultado os sorprenderá. ¿Que os parece esta vivienda? está llena de inspiración en blanco atemporal. ¡Feliz lunes!
Fotos propiedad Alvhem
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