A veces, encontrar el hogar perfecto no significa buscar una vivienda de obra nueva, sino saber ver el potencial oculto en aquellos espacios con historia, veréis que maravilla esta cocina nórdica.
En esta ocasión, abrimos las puertas de un apartamento de 61 m² que ha experimentado una increíble transformación, abrazando la estética nórdica para convertirse en un hogar lleno de luz, amplitud y funcionalidad.
Uno de los puntos clave de esta renovación ha sido la cocina. Originalmente un espacio independiente, se ha integrado por completo en la zona de día, derribando barreras y creando una distribución en forma de L que conecta visual y físicamente el comedor y el salón. Esta apertura no solo ha multiplicado la sensación de espacio, sino que también ha permitido que la luz natural fluya libremente, inundando cada rincón.
La creación de una península de cocina ha sido otro acierto de diseño. Este elemento no solo delimita sutilmente la zona de la cocina, ofreciendo una superficie extra de trabajo y un espacio informal para desayunos o comidas rápidas, sino que también fomenta la interacción entre las diferentes áreas sociales de la casa.
El suelo laminado, elegido en tonos claros, contribuye a esa sensación de continuidad y luminosidad siempre buscada. Su calidez y resistencia lo convierten en una opción práctica y estética para un hogar moderno y funcional.
Pero el encanto de este apartamento reside también en los detalles. La pared de ladrillo visto en la cocina añade una textura interesante y un toque industrial que contrasta maravillosamente con la pureza de las líneas del mobiliario blanco y los electrodomésticos de acero inoxidable. Las lámparas colgantes con bombillas a la vista aportan un aire contemporáneo y una luz cálida y acogedora.
En el salón-comedor, la paleta de colores neutros se mantiene como hilo conductor, con toques de color sutiles aportados por elementos decorativos y textiles. Los muebles de líneas sencillas y funcionales, fieles al diseño escandinavo, se combinan con piezas que aportan calidez, como la mesa de madera del comedor y las plantas que llenan de vida cada rincón.
La luz natural, que entra a raudales por los grandes ventanales vestidos con cortinas ligeras, se refleja en las paredes claras y en el espejo del salón, multiplicando la claridad y creando una atmósfera serena y relajante.
esta reforma demuestra cómo una vivienda de segunda mano puede transformarse en un hogar moderno, funcional y lleno de estilo nórdico. Una inteligente distribución, la elección de materiales y colores adecuados, y la atención a los detalles han dado como resultado un espacio donde la luz y la amplitud son las protagonistas. ¿Os gusta? ¿Viviríais aquí? ¡feliz martes!






















Fotos propiedad Bolaget
No Comments